Seguidores de Forja Vikinga

Por una Ucrania Libre

Por una Ucrania Libre

Las Nueve Nobles Virtudes

-1. Honor/Dignidad -2. Lealtad -3. Valor -4. Verdad -5. Hospitalidad -6. Autosuficiencia -7. Disciplina -8. Aplicacion -9. Perseverancia

6 mar 2014

Loki,Dios del fuego y Espíritu del Mal


Además del gigante Utgardloki, la personificación de la malicia y el mal, a quien Thor y
sus compañeros visitaron en Jötunheim, las antiguas naciones nórdicas tenían otro tipo
de pecado, a quien llamaban también Loki.
Al principio, Loki era solamente la personificación de la hoguera de fuego y del espíritu
de la vida. Inicialmente, un dios se convierte gradualmente en combinación de dios y
demonio, y termina siendo aborrecido por todos como un equivalente exacto del Lucifer
medieval, el príncipe de las mentiras, el originador del engaño y el murmurador de los
Ases.
Algunas autoridades afirman que Loki era hermano de Odín, pero otros aseguran que no
eran familiares, pero que se habían jurado hermandad con sangre, algo común en el
Norte y así lo relata la Edda de Semund:


“¡Odín! ¿Recuerdas
cuando antaño
mezclamos nuestras sangres?
¿Cuándo a beber cerveza
rehusabas constantemente
a menos que nos la hubiesen ofrecido a ambos?”


La Personalidad de Loki.

Mientras que Thor era la encarnación de la actividad nórdica, Loki representaba la
recreación, y la cercana relación establecida anticipadamente entre estos dos dioses
demuestra claramente lo pronto que nuestros antepasados se dieron cuenta de que ambas
son necesarias para el bienestar de la humanidad. Thor siempre está muy atareado y
diligente, mientras que Loki se ríe de todo, hasta que al final su amor por la malicia le
descarría completamente y pierde todo amor por el bien y se vuelve terriblemente
egoísta y malvado.
Él representa el mal en forma seductiva y aparentemente hermosa con la que recorre el
mundo. Los dioses no le evitaron al principio debido a esta apariencia engañosa, sino
que le trataron como a uno de ellos con compañerismo, llevándole con ellos a
dondequiera que fuesen y admitiéndole, no sólo en sus festividades, sino también en su
sala de reuniones, donde, desgraciadamente, escucharon sus consejos demasiado a
menudo.
Loki jugó un papel importante en la creación del hombre, dotándolo con el movimiento
y causando que la sangre circulara libremente por sus venas, por donde era inspirado
con las pasiones. Como personificación del fuego al igual que de la maldad, Loki es
visto frecuentemente con Thor, a quien acompaña hasta Jötunheim para recuperar su
martillo; al castillo de Utgardloki y a la casa de Geirrod. Es él el que roba el collar de
Freya y la cabellera de Sif, y traiciona a Idun al domino de Thiassi, y aunque a veces le
da a los dioses buenos consejos y les proporciona ayuda real, es sólo para librarles de
algún apuro al que temerariamente les hubiera inducido.
Algunas autoridades declaran que, en vez de ser parte de la trilogía creativa (Odín,
Hoenir y Lodur o Loki), este dios pertenecía originalmente a una raza preodínica de
deidades y era el hijo del gran gigante Fornjotnr (Ymir), siendo sus hermanos Kari
(aire) y Hler (agua), y su hermana Ran, la terrible diosa del mar. Otros mitólogos, sin
embargo, dicen que es hijo del gigante Farbauti, el cual ha sido identificado con
Bergelmir, el único superviviente del diluvio, y con Laufeia (isla frondosa) o Nal
(barco), su madre, con lo que concluyeron que su conexión con Odín debía únicamente
ser debida al juramento nórdico del pacto de sangre o buen compañerismo.
Loki (fuego) se casó primero con Glut (brillo), que le dio dos hijas, Eisa (ascuas) y
Einmyria (cenizas); es por tanto muy evidente que los nórdicos le consideraban un
emblema del fuego de chimenea y, cuando la madera en llamas crepita en la chimenea,
las mujeres del Norte aún suelen decir que Loki está golpeando a sus hijos. Además de
esta esposa, se dice que Loki también se desposó con la giganta Angurboda, que vivía
en Jötunheim y que dio a luz a tres monstruos: Hel, la diosa de la muerte; la serpiente de
Midgard, Iörmungandr y el horrible lobo Fenris o Fehnrir.

Sigyn.

El tercer matrimonio de Loki fue con Sigyn, que demostró ser una esposa cariñosa y
devota, y que le dio dos hijos, Narve y Vali, siendo este último un homónimo del dios
que vengó a Balder. Sigyn fue siempre fiel a su esposo y no le abandonó incluso tras
haber sido definitivamente expulsado de Asgard y confinado a las entrañas de la Tierra.
Ya que Loki era la encarnación del mal en las mentes de las razas nórdicas, no podían
sino temerle. Ningún templo fue dedicado en su honor, no se le ofrecían sacrificios y
designaron las más perjudiciales malas hierbas por su nombre. Se suponía que la
estremecedora y sobrecalentada atmósfera del verano iba dirigida a su presencia, ya que
la gente solía comentar que Loki estaba sembrando su avena y cuando el Sol aparecía
para evaporar el agua, decían que Loki estaba bebiendo.
La historia de Loki está tan entrelazada con la de los otros dioses, que la mayoría de las
leyendas que hablan de él ya han sido narradas, y sólo quedan dos episodios de su vida
por contar: uno que muestra su lado bondadoso antes de haber degenerado en el
impostor malvado, y el otro que ilustra cómo indujo finalmente a los dioses a profanar
sus lugares sagrados con el asesinato deliberado.

Skrymsli y el Hijo del Campesino.

Un gigante y un campesino se encontraban disputando un juego juntos un día. Por
supuesto, habían acordado jugar con una apuesta, y el gigante, habiendo sido victorioso,
ganó al único hijo del campesino, al cual dijo que vendría a reclamar por la mañana a
menos que los padres lograran esconderlo tan concienzudamente que no pudiese ser
encontrado.
Sabiendo que tal hazaña sería imposible para ellos de realizar, los padres rogaron
fervorosamente a Odín para que les ayudara y en respuesta a sus súplicas, el dios bajó
hasta la Tierra para transformar al chico en un diminuto grano de trigo, tras lo cual lo
escondió en una espiga en medio de un vasto campo, declarando que el gigante no sería
capaz de encontrarlo. Sin embargo, el gigante Skrymsli poseía una sabiduría mucho
mayor de lo que Odín había imaginado y, no logrando encontrar al niño en la casa, se
dirigió inmediatamente al campo con su guadaña y tras segar el trigo, seleccionó la
espiga en la que el chico se encontraba escondido.
Contando los granos de trigo, estuvo a punto de echar su mano sobre el correcto, cuando
Odín, oyendo el grito de angustia del niño, arrebató la espiga de la mano del gigante y
devolvió el niño a sus padres, diciéndoles que él había hecho todo lo que estaba en su
poder para ayudarles. Pero cuando el gigante juró que le habían engañado y que de
nuevo reclamaría al niño por la mañana, a menos que los padres pudieran ser más
inteligentes que él, los desdichados campesinos rogaron entonces la ayuda a Hoenir. El
dios escuchó indulgentemente y transformó al niño en una pelusa, la cual escondió en el
pecho de un cisne que nadaba en un estanque cercano. Pero cuando Skrymsli llegó unos
momentos más tarde, adivinó lo que había ocurrido y, asiendo al cisne, arrancó su
cuello de un mordisco y se lo hubiera tragado si Hoenir no lo hubiese arrebatado de sus
labios y puesto fuera de su alcance, devolviéndole el niño sano y salvo a sus padres,
pero diciéndoles que ya no podría ayudarles más.
Skrymsli advirtió a los padres que realizaría un tercer intento para obtener al niño, tras
lo cual acudieron en su desesperación a Loki, le cual se llevó al niño hasta el mar,
ocultándolo con forma de un diminuto huevo, entre las huevas de una platija.
Regresando de su expedición, Loki se encontró con el gigante cerca de la costa y,
viendo que se disponía a emprender una excursión de pesca, insistió en acompañarle. Se
sentía un tanto desasosegado por temor a que el gigante hubiera descubierto su
estratagema y pensó que sería aconsejable estar allí en caso de necesidad. Skrymsli puso
el cebo en su anzuelo y tuvo más o menos éxito en su pesca, hasta que súbitamente
capturó la misma platija en la que Loki había ocultado su pequeña carga. Abriendo el
pez sobre su rodilla, el gigantee procedió a examinar minuciosamente las huevas, hasta
que encontró la que estaba buscando.
La situación del niño era ciertamente peligrosa, pero Loki, viendo su oportunidad,
arrebató la hueva de la garra del gigante, volvió a transformarlo en el niño y le indicó
secretamente que corriera hasta su casa, pasando a través del cobertizo en su camino y
cerrando la puerta tras de él. El aterrorizado niño hizo como se le indicó tan pronto
como se vio en tierra y el gigante, observando rápidamente su huida, corrió tras él hasta
el cobertizo. Pero Loki había situado astutamente un afilado clavo de tal manera que la
enorme cabeza del gigante se diera contra él a toda velocidad, cayendo así al suelo con
un gruñido, tras lo que Loki, viéndole indefenso, le cercenó una de sus piernas. Es de
imaginar la consternación del dios cuando vio que las partes se unían y adherían de
nuevo inmediatamente. Pero Loki era un maestro en la astucia y, reconociendo en ello la
obra de la magia, sesgó la otra pierna, arrojando rápidamente sílex y acero entre el
miembro cortado y el tronco, evitando así la acción de la brujería. Los campesinos se
vieron enormemente aliviados al saber que su enemigo estaba muerto, tras lo cual
consideraron a Loki por siempre como el más poderoso de todo el consejo celestial,
pues les había librado definitivamente de su enemigo, mientras que los otros dioses sólo
les habían proporcionado ayuda temporal.

El Gigante Arquitecto.

A pesar del maravilloso puente Bifröst, el trémulo camino y la vigilancia de Heimdall,
los dioses no podían sentirse del todo seguros en Asgard, y a menudo sentían temor de
que los gigantes de hielo lograran introducirse en Asgard. Para eliminar esta
posibilidad, decidieron construir una fortaleza inexpugnable; mientras se encontraban
planeando cómo podía ser realizada, llegó un desconocido arquitecto con una oferta
para llevar a cabo la construcción, a condición de que los dioses le entregaran el Sol, la
Luna y Freya, diosa de la juventud y la belleza, como recompensa. Los dioses se
encolerizaron ante la presuntuosa oferta, pero cuando se alejó el desconocido, Loki les
convenció de que hicieran un trato que le fuera imposible de cumplir al forastero, por lo
que finalmente le dijeron al arquitecto que el premio seria suyo siempre que la fortaleza
estuviera finalizada en el transcurso de un solo invierno y que realizaría el trabajo sin
otra ayuda que la de su caballo Svadilfare.
El desconocido arquitecto accedió a estas aparentemente imposibles condiciones e
inmediatamente se dispuso a trabajar, transportando pesados bloques de piedra de
noche, edificando de día y progresando tan rápidamente que los dioses comenzaron a
sentirse algo inquietos. No había pasado mucho tiempo cuando se dieron cuenta de que
más de la mitad de la obra había sido realizada por el maravilloso corcel Svadilfare y
vieron, cerca del final del invierno, que la construcción estaba concluida excepto un
solo portal, que sabían que el arquitecto podía alzar fácilmente durante la noche.
Aterrorizados de que pudiera tener que separarse, no sólo del Sol y la Luna, sino
también de Freya, la personificación de la juventud y la belleza del mundo, los dioses se
volvieron hacia Loki y amenazaron con matarle a menos que ideara los medios con los
que evitar que el arquitecto concluyera su trabajo en el tiempo establecido.
La astucia de Loki demostró estar una vez más a la altura de las circunstancias. Esperó
hasta el anochecer del último día, cuando, mientras Svadilfare traspasaba el margen de
un bosque, arrastrando fatigosamente uno de los grandes bloques de piedra requeridos
para la conclusión de la obra, salió corriendo de la oscuridad disfrazado de yegua y
relinchó de forma tan incitante que, en un instante, el caballo se liberó de sus arreos y
corrió tras la yegua, seguido furiosamente de cerca por su amo. La yegua siguió
galopando veloz, hábilmente atrayendo al caballo y a su amo más y más hacia las
profundidades del bosque, hasta que la noche casi hubo transcurrido, siendo por tanto
imposible terminar la construcción. El arquitecto no era otro que el temible Hrimthurs
disfrazado y entonces regresó a Asgard terriblemente encolerizado por el fraude del que
había sido objeto. Asumiendo sus proporciones habituales, hubiera aniquilado a los
dioses de no haber regresado Thor súbitamente de un viaje y haberlo matado con su
martillo mágico, el cual arrojó con increíble fuerza contra su rostro.
Los dioses se habían salvado en esta ocasión sólo gracias al fraude y la violenta hazaña
de Thor, lo cual estaba destinado a traer grandes desgracias sobre ellos, y con el tiempo
a asegurar su caída y a precipitar la venida de Ragnarok. Loki, sin embargo, no sintió
remordimiento por su parte, y con el tiempo, se dice, dio a luz extrañamente a un corcel
de ocho patas de nombre Sleipnir, el cual, como ya sabemos, era la montura preferida de
Odín.
Loki realizó tantos actos de maldad durante su trayectoria que se mereció plenamente el
título de “archiimpostor” que le fue dado. Fue por lo general odiado por sus métodos
sutilmente maliciosos y por su incurable hábito de la tergiversación, que le ganaron el
título de “príncipe de las mentiras”.

El Último Crimen de Loki.

El último crimen de Loki y el que midió su capacidad para la iniquidad, fue el de
inducir a Hodur para que lanzara el muérdago fatal contra su hermano Balder, a quien
odiaba solamente por su inmaculada pureza. Quizá incluso este crimen hubiera podido
ser tolerado si no hubiese sido por su obstinación cuando, disfrazado de la anciana
Thok, se le pidió que derramara una lágrima por Balder. Este acto convenció a los
dioses de que sólo albergaba mal en su interior, y pronunciaron unánimemente sobre él
la sentencia de destierro perpetuo de Asgard.

El Banquete de Egir.

Para desviar la tristeza de los dioses y hacerles, durante un rato, olvidar la perfidia de
Loki y la pérdida de Balder, Egir, dios del mar, les invitó a que participaran de un
banquete en sus cuevas de coral en el fondo el mar.
Los dioses aceptaron gustosos la invitación y, vestidos con sus más ricas prendas y
luciendo alegres sonrisas, se presentaron en las cuevas de coral a la hora fijada. Nadie se
encontraba ausente excepto el radiante Balder, por quien muchos lanzaron un suspiro
pesaroso, y el malvado Loki, a quien nadie pudo echar de menos. En el transcurso del
festín, sin embargo, este último se apareció entre ellos como una oscura sombra y,
cuando se le ordenó que se marchara, descargó su cólera de maldad en un torrente de
improperios contra ellos.
Entonces, celoso de las alabanzas que Funfeng, el sirviente de Egir, había obtenido por
la destreza con la que había presentado sus respetos a los invitados de su señor, Loki se
volvió hacia él súbitamente y lo mató. Ante este crimen sin sentido, los dioses echaron
encolerizados a Loki una vez más, amenazándole con terribles castigos si volvía a
presentarse ante ellos.
Apenas se habían repuesto los Ases de esta desagradable interrupción en su festín, y
regresado a sus sitios en al mesa, cuando Loki se acercó sigilosamente una vez más,
reanudando sus difamaciones con lengua venenosa y mofándose de las debilidades y los
defectos de los dioses, haciendo hincapié maliciosamente en sus imperfecciones físicas
y ridiculizando sus errores. En vano intentaron los dioses refrenar sus injurias; su voz se
elevó más y más, y se encontraba difamando vilmente a Sif, cuando se calló
repentinamente ante la visión del martillo de Thor, agitado furiosamente por un brazo
cuya fuerza él conocía muy bien, y huyó despavoridamente.

La Persecución de Loki.

Consciente de que ahora no podía albergar esperanzas de ser admitido de nuevo en
Asgard, y que tarde o temprano los dioses, viendo las consecuencias de sus actos de
maldad, lamentarían haberle permitido que recorriera el mundo e intentarían capturarlo
o bien le darían muerte, Loki se retiró a las montañas, donde se construyó una cabaña
con cuatro puertas, que siempre dejaba abiertas para asegurarse la huida en caso de
necesidad. Trazando cuidadosamente un plan, decidió que si los dioses venían en su
búsqueda, él correría hasta unas cataratas cercanas, según la tradición el río Fraananger
y, transformándose en un salmón, evadiría a sus perseguidores. Pensó, sin embargo, que
aunque pudiera fácilmente evitar los anzuelos, le resultaría difícil el escapar si los dioses
fabricaban una red como la de la diosa del mar, Ran.
Acosado por este temor, decidió comprobar la posibilidad de que construyeran una
malla así, y comenzó a fabricar una con hilo. Aún se encontraba atareado con la labor
cuando Odín, Kvasir y Thor aparecieron súbitamente en al distancia. Sabiendo que
habían descubierto su refugio, Loki arrojó su red a medio terminar al fuego y, corriendo
a través de una de sus siempre abiertas puertas, saltó hacia la cascada, donde, con forma
de salmón, se escondió entre unas piedras en el fondo del río.
Los dioses, encontrando la cabaña vacía, estuvieron a punto de marcharse, cuando
Kvasir se percató de los restos de la red quemada en la chimenea. Tras pensar durante
un rato le asaltó la inspiración y aconsejó a los dioses tejer un instrumento similar y
usarlo para buscar a su enemigo en la corriente cercana, ya que era propio de Loki el
elegir un método tal para confundir su persecución. Este consejo pareció apropiado y
fue seguido rápidamente y, cuando la red fue finalizada, los dioses procedieron a
rastrear el río. Loki eludió la red cuando fue lanzada por primera vez escondiéndose en
el fondo del río entre dos piedras y cuando los dioses extendieron la malla e iniciaron un
segundo intento, efectuó su huida saltando corriente arriba. Sin embargo, un tercer
intento de capturarle fue exitoso, ya que, al intentar escapar una vez más con un
repentino salto, Thor lo atrapó en el aire y lo sujetó con tanta fuerza que no pudo
escapar. El salmón, cuya viscosidad es proverbial en el Norte, es célebre por su
extraordinariamente delgada cola y los nórdicos lo atribuyen al poderoso apretón de
Thor sobre su enemigo.

El Castigo de Loki.

Loki volvió entonces hoscamente a su forma habitual y sus apresadores lo arrastraron
hasta una caverna, donde lo ataron usando como cuerdas las entrañas de su hijo Narve,
que había sido despedazado por Vali, su hermano, a quien los dioses habían
transformado en un lobo para tal propósito. Una de estas ataduras fue ceñida bajo los
hombros de Loki y la otra bajo sus ijadas, asegurando por tanto sus manos y sus pies;
pero los dioses, no del todo satisfechos de que las cuerdas, aunque eran duras y
resistentes, pudieran resistir, las transformaron en hierro.
Skadi, la giganta, una personificación de los fríos ríos de montaña, que había observado
con alegría el encadenamiento de su enemigo, ató entonces una serpiente directamente
sobre su cabeza, para que su veneno cayera, gota a gota, sobre su rostro. Pero Sigyn, la
fiel esposa de Loki, corrió a su lado con un vaso y hasta el día de la venida el Ragnarok
permaneció con él, recogiendo las gotas mientras caían, sin dejar nunca su puesto
excepto cuando el recipiente estaba lleno y se veía obligada a vaciarlo. Sólo durante sus
cortas ausencias podían las gotas de veneno caer sobre el rostro de Loki y entonces
provocaban un dolor tan intenso que se retorcía por el tormento, y sus esfuerzos por
liberarse sacudían la tierra y provocaban los terremotos que tanto asustan a los mortales.
En esta dolorosa posición estaba Loki destinado a permanecer hasta el ocaso de los
dioses, cuando sus ataduras se soltarían, tras lo cual tomaría parte en el fatal conflicto en
el campo de batalla de Vigrid, sucumbiendo a manos de Heimdall, que sería muerto al
mismo tiempo.

El Día de Loki.

Cuando los dioses fueron degradados a la categoría de demonios con la introducción del
cristianismo, Loki fue confundido con Saturno, que también había sido desprovisto de
sus atributos divinos y ambos fueron considerados como los prototipos de Satán. El
último día de la semana, que era sagrado para Loki, era conocido en el Norte como
Laugardag, o día de lavado, peor en inglés fue transformado en Saturday (sábado) y se
decía que tal nombre se debía no a Saturno sino a Sataere, el ladrón de la emboscada y
dios teutón de la agricultura, que es supuestamente otra mera personificación de Loki.

Gigantes,enanos y elfos


Los nórdicos pensaban que los gigantes fueron las primeras criaturas que vinieron a la
vida entre los icebergs que llenaban los extensos abismos de Ginnungagap. Estos
gigantes fueron desde sus mismos comienzos los oponentes y rivales de los dioses y
como estos últimos eran las personificaciones de todo lo que es bueno y hermoso, los
gigantes representaban todo lo que era feo y maligno.
Cuando Ymir, el primer gigante, cayó sin vida sobre el hielo, muerto por los dioses, su
descendencia se ahogó en su sangre. Sólo una pareja, Bergelmir y su esposa, efectuaron
su huida hasta Jötunheim, donde establecieron su residencia y se convirtieron en los
padres de toda la estirpe de los gigantes. En el Norte se conocía a los gigantes por varios
nombres, teniendo en cuenta que cada uno tenía un significado en particular que los
describía. Por ejemplo, Jötun significaba “gran devorador”, pues los gigantes eran
célebres por sus desmesurados apetitos al igual que por su tamaño poco común. Eran
aficionados a la bebida y también a la comida, por lo que también se les llamaba
Thurses, una palabra que algunos escritores afirman que tiene el mismo significado que
“sed”. Sin embargo, otros piensan que debían este nombre a las altas torres (turseis) que
construyeron supuestamente ellos.
Ya que los gigantes eran antagónicos a los dioses, estos últimos siempre se esforzaban
en obligarles a permanecer en Jötunheim, que estaba situado en las frías regiones del
Polo. Los gigantes eran por lo general derrotados sin excepción en sus encuentros con
los dioses, ya que eran pesados y cortos de inteligencia y sólo poseían armas de piedra
contra las de los Ases.
A pesar de esta desigualdad, a veces eran muy envidiados por los dioses, ya que eran
muy versados en todo conocimiento referente al pasado. Incluso Odín sentía envidia de
este atributo y tan pronto como lo obtuvo el trago del manantial de Mimir, corrió hasta
Jötunheim para medirse contra Vafthrudnir, el más docto de toda la progenie de los
gigantes. Sin embargo, nunca hubiese logrado vencer a su rival en este extraño
encuentro, si no hubiese dejado de preguntar acerca del pasado y hubiese formulado una
pregunta relacionada con el futuro.
De todos los dioses, Thor era el más temido por los Jötuns, ya que él estaba
continuamente en guerra contra los gigantes de hielo y de montaña, que de buena gana
hubieran atado para siempre con sus rígidas tiras, evitando así que los hombres
cultivaran el suelo. En su lucha contra ellos, Thor, como sabemos, recurría
generalmente a su terrible martillo Mjöllnir, con el cual les golpeaba en la cabeza y les
causaba la muerte.
El Origen de las Montañas.Según las leyendas germanas, la desigual superficie de la Tierra se debió a los gigantes,
que desfiguraron su uniformidad pisándola cuando aún estaba blanda y recién creada,
mientras que los ríos se formaron a partir de las copiosas lágrimas derramadas por las
gigantas cuando vieron los valles creados por las enormes huellas de sus esposos. Ya
que tal era la creencia teutónica, la gente imaginaba que los gigantes, que para ellos
personificaban las montañas, eran enormes y groseras criaturas que sólo podían moverse
de un lugar a otro en la oscuridad o en la niebla, y que quedaban petrificados tan pronto
como los primeros rayos del Sol atravesaban la oscuridad o nubes dispersas.
Esta creencia les llevó a bautizar a una de sus cordilleras principales como
Riesengebirge (montañas gigantes). Los escandinavos también compartían esta
creencia, e incluso hoy día los islandeses designan sus picos más altos con el nombre de
Jokul, una modificación de la palabra Jötun. En Suiza, donde las nieves permanentes
reposan sobre las elevadas cimas de las montañas, la gente aún relata viejas historias de
los días en los que los gigantes vagaban libremente por el mundo y cuando una
avalancha se desprende por la ladera de una montaña, afirman que los gigantes se han
sacudido turbulentamente de encima parte de la carga helada de sus frentes y hombros.
Los Primeros Dioses.Ya que los gigantes eran también las personificaciones de la nieve, el hielo, el frío, la
piedra y el fuego subterráneo, se decía que descendían del primitivo Fornjotnr, a quien
algunas autoridades identifican con Ymir. Según esta versión del mito, Fornjotnr tuvo
tres hijos: Hler, el mar; Kari, el aire y Loki, el fuego. Estas tres divinidades, los
primeros dioses, formaban la más antigua trinidad, y sus respectivos descendientes
fueron los gigantes del mar Mimir, Gymir y Grendel, los gigantes de la tormenta
Thiassi, Thrym y Beli y los gigantes del fuego y la muerte, tales como el lobo Fenris y
Hel.
Ya que todas las dinastías reales proclamaban descendencia de algún ser mítico, los
merovingios afirmaron que su primer progenitor fue un gigante del mar, que emergió de
las olas con la forma de un buey y sorprendió a la reina mientras paseaba sola por la
costa, obligándola a convertirse en su esposa. Ella dio luz a un hijo de nombre
Meroveus, el fundador de la primera dinastía de reyes francos.
Muchas historias han sido narradas ya acerca de los gigantes más importantes. Vuelven
a reaparecer en muchos de los mitos y cuentos de hadas posteriores y, manifiestan, tras
la introducción de la cristiandad, una peculiar aversión al sonido de las campanas de las
iglesias y al canto de los monjes y monjas.
El Juguete de la Giganta.Los gigantes habitaban en toda la Tierra antes de que esta fuera entregada a los hombres
por los dioses y sólo con disgusto la cedieron, retirándose a las partes desechadas y
desoladas del planeta, donde vivieron con los suyos en un riguroso aislamiento. Tal era
la ignorancia de su descendencia, que una joven giganta, extraviada de su casa, llegó en
una ocasión hasta un valle habitado, donde por primera vez en su vida vio a un granjero
arando en las colinas. Juzgándole un bonito juguete, lo cogió junto a su tiro e,
introduciéndolos en su mandil, se los llevó jubilosa para enseñárselos a su padre. Pero el
gigante le ordenó que llevara inmediatamente al campesino y a sus caballos de vuelta al
sitio donde los había encontrado y, una vez hubo hecho esto, él le explicó tristemente,
que las criaturas a las que ella había confundido con simples juguetes terminarían
quitándose de encima al pueblo de los gigantes y se convertirían en los señores de la
Tierra.
Los Enanos, Pequeños Hombres.Los enanos y elfos oscuros habían sido engendrados como gusanos en la carne del
gigante muerto, Ymir. Los dioses, percatándose de estas pequeñas e informes criaturas
arrastrándose fuera y dentro, las dotaron de forma y rasgos y fueron conocidas como
elfos oscuros. Las pequeñas criaturas eran tan sencillas, con su piel oscura, ojos verdes,
grandes cabezas, piernas cortas y pies de cuervo, que se les ordenó que se escondieran
bajo tierra, con instrucciones de no volver nunca a aparecer durante el día a menos que
quisieran verse transformados en piedra. Aunque menos poderosos que los dioses, eran
mucho más inteligentes que los hombres, ya que su conocimiento era ilimitado y se
prolongaba incluso al futuro, por lo que los dioses y hombres anhelaban por igual
hacerles preguntas.
Los enanos también eran conocidos como trolls, kobolds, brownies, goblins, pucks o
gente de Huldra, dependiendo del país donde vivieran, aunque no quiere decir esto que
todos fueran lo mismo. Eran especies distintas, de aspectos y caracteres diferentes.
El Tarnkappe.Estos pequeños seres podían moverse con maravillosa celeridad de un sitio a otro y les
gustaba ocultarse detrás de las rocas, desde donde repetirían maliciosamente las últimas
palabras de las conversaciones que escuchaban. Debido a este bien conocido ardid, los
ecos se conocían como charla de enanos y la gente creía que la razón por la que los
artífices de estos ruidos nunca eran vistos se debía a que cada enano era el orgulloso
propietario de un pequeño sombrero rojo que hacía invisible al que lo llevaba puesto.
Este sombrero se conocía como tarnkappe, y sin él los enanos no osaban aparecer en la
superficie de la Tierra tras la salida del Sol por miedo a ser petrificados. Cuando lo
llevaban puesto, estaban libres de este gran peligro.
La Magia de los Enanos.Los enanos, al igual que los elfos, fueron gobernados por un rey que, en varios países
del Norte de Europa, era conocido como Andvari, Alberich, Elbegast, Gondemar,
Laurin u Oberón. Él vivía en un magnífico palacio subterráneo, adornado con las gemas
que sus súbditos habían extraído del seno de la tierra y, además de incontables riquezas
y el tarnkappe, poseía un anillo mágico, una espada invencible y un cinto de fuerza. Los
pequeños hombres, que eran herreros muy hábiles, fabricaban a sus órdenes
maravillosas joyas o armas, las cuales eran entregadas por su rey a sus mortales
favoritos.
Ya sabemos que los enanos fabricaron la cabellera dorada de Sif, el barco Skidbladnir,
la punta de lanza de Odín, Gunngnir, el anillo Draupnir, el jabalí de las cerdas de oro
Gullinbursti, el martillo Mjölnir y el collar de oro de Freya, Brisingamen. Se dice que
también forjaron el cinto mágico que Spenser describe en su poema “Faerie Queen”, un
cinto del cual se decía que tenía el poder de revelar si su portador era virtuoso o un
hipócrita.
Los enanos también crearon la mítica espada Tyrfing, que podía atravesar el hierro y la
roca, que se la dieron a Angantyr. Esta espada, como la de Frey, luchaba con voluntad
propia y no podía ser envainada, tras ser extraída de su funda, hasta que se hubiese
manchado de sangre su hoja. Angantyr estaba tan orgulloso de su arma que hizo que la
enterraran con él. Pero su hija Hervor visitó su tumba a media noche, recitó hechizos
mágicos y le obligó a salir de su sepultura para que le entregara la preciosa espada. Ella
la empuñó con valentía y con el tiempo se convirtió en propiedad de otro de los héroes
nórdicos.
Otra célebre arma, que de acuerdo con la tradición fue forjada por los enanos en la tierra
del Este, era la espada Angurvadel, que Frithiof recibió como parte de la herencia de sus
padres. Su empuñadura era de oro bruñido y la hoja estaba grabada con runas que eran
inactivas hasta que era usada en guerra, entonces se ponían tan rojas como la cresta de
un gallo de pelea.
Los Elfos.Además de los enanos, existía otra numerosa estirpe de pequeñas criaturas llamadas los
Liosalfar, elfos blancos, que habitaban en el reino del aire entre el cielo y la tierra, que
era indulgentemente gobernado por el afable dios Frey desde su palacion en Alfheim.
Eran seres hermosos y benéficos, tan puros e inocentes que, según algunas autoridades,
su nombre se derivaba de la misma raíz de la palabra latina “blanco” (albus), la cual, en
una versión modificada, fue dada a los Alpes y a Albion (Inglaterra), debido a sus
blancos acantilados de tiza que podían ser vistos desde lejos.
Los elfos eran tan pequeños que podían moverse rápidamente sin ser vistos mientras
cuidaban de las flores, los pájaros y las mariposas y, como tenían una gran pasión por la
danza, a menudo descendían a la Tierra sobre un rayo de Luna, para bailar en la hierba.
Agarrados todos de las manos, danzaban en círculos, formando de esta manera los
“anillos mágicos”, que se discernían debido al tono más verde y a la exuberancia de la
hierba que sus pequeños pies habían pisado.
Si cualquier mortal se situaba en medio de estos anillos mágicos podía, según la
creencia popular en Inglaterra, ver a los duendes y ganarse su favor. Sin embargo, los
escandinavos y los teutones afirmaban que el infeliz debía morir.
La Danza de los Elfos.Estos elfos, que en Inglaterra eran llamados hados, eran músicos entusiastas y se
deleitaban especialmente con cierta tonada conocida como la danza de los elfos, la cual
era tan irresistible que nadie que la oyera podía evitar ponerse a bailar. Si un mortal,
acertando a oír esta música, se aventuraba a reproducirla, se encontraba súbitamente
incapaz de parar y era forzado a seguir tocando y bailando hasta que moría de fatiga, a
menos que fuera lo suficientemente hábil como para tocar la melodía al revés o alguien
cortara compasivamente las cuerdas de su violín. Sus oyentes, que se veían obligados a
bailar mientras la música perdurarse, podían parar sólo cuando ésta cesara.
Oberón y Titania.En tiempos posteriores, se dijo que los elfos estaban gobernados por el rey de los
enanos, el cual, al ser un espíritu del inframundo, fue considerado como un demonio y
se le permitió que conservara los poderes mágicos que los misioneros le habían
arrebatado al dios Frey. En Inglaterra y Francia, el rey de los duendes era conocido con
el nombre de Oberón. Él gobernaba la tierra de las hadas junto a su reina Titania y las
más importantes festividades de la Tierra se celebraban en el solsticio de verano. Era
entonces cuando los duendes se congregaban a su alrededor y bailaban con más alegría.
Estos elfos, al igual que los brownies, los Huldrafolks, los kobolds, etc, supuestamente
visitaban las moradas humanas y se decía que sentían un malicioso placer enmarañando
las crines y las colas de los caballos. Estos enredos eran conocidos como nudos de elfo
y siempre que un granjero los divisaba, declaraba que sus caballos habían sido
cabalgados por los elfos durante la noche.
Alfblot.En Escandinavia y Alemania se ofrecían sacrificios a los elfos para que les fueran
propicios. Estos sacrificios consistían en algún pequeño animal, o en un cuenco de miel
y leche, que se conocía como Alfblot. Eran bastante comunes hasta que los misioneros
enseñaron a la gente que los elfos eran simples demonios, tras lo cual, pasaron a ser
ofrecidos a los ángeles, a los cuales se acudió durante mucho tiempo para que
favorecieran a los mortales y se les propició con las mismas ofrendas.
Se suponía que muchos de los elfos vivían y morían con los árboles y plantas que ellos
cuidaban, pero estas doncellas del musgo, el bosque o los árboles, aunque
increíblemente hermosas cuando eran contempladas por delante, estaban tan ahuecadas
como un hoyo cuando eran vistas desde atrás. Ellas aparecen en muchos de los relatos
populares, pero casi siempre como espíritus benevolentes y serviciales, ya que siempre
estaban dispuestas a hacer el bien por los mortales y a cultivar relaciones amistosas con
ellos.

Las Nornas,señoras del Destino


Las diosas nórdicas del Destino, a las que se conocía como Nornas, no eran de ninguna
manera dependientes de los dioses, quienes no podían ni cuestionar ni influir en sus
decretos bajo ningún concepto. Eran tres hermanas, probablemente descendientes del
gigante Norvi, de quien emergió Nott (noche). Tan pronto como concluyó la Edad de
Oro, y el pecado comenzó a recorrer incluso las moradas celestiales de Asgard, las
Nornas hicieron su aparición bajo el gran fresno Yggdrasil y establecieron su residencia
cerca del manantial Urdar. Según algunos mitólogos, su misión era la de advertir a los
dioses de males futuros, pedirles que hicieran buen uso del presente y enseñarles sanas
lecciones del pasado.
Estas tres hermanas, cuyos nombres eran Urd, Verdandi y Skuld, eran las
personificaciones del pasado, el presente y el futuro respectivamente. Su labor principal
era la de tejer el telar del Destino, regar diariamente el árbol sagrado con agua del
manantial Urdar y poner tierra fresca alrededor de sus raíces, para que permaneciera
fresco y verde por siempre.
Otros mitólogos, afirmaron posteriormente que las Nornas velaban por las manzanas de
oro que colgaban de las ramas del árbol de la vida, la experiencia y el conocimiento,
permitiéndole sólo a Idun que recogiera la fruta, que era con la que los dioses renovaban
su juventud.
Las Nornas también alimentaban y cuidaban de los dos cisnes que vivían en las
cristalinas aguas del manantial Urdar y de este par se supone que descienden todos los
cisnes de la Tierra. Se dice que a veces las Nornas se vestían con plumas de cisne para
visitar la Tierra, o surcaban como sirenas por las costas de diversos lagos y ríos,
apareciendo ante los mortales, de cuando en cuando, para pronosticar el futuro o darles
sabios consejos.
El Telar de las Nornas.Las Nornas tejían a veces telares tan extensos que mientras una de las tejedoras se
encontraba en la cima de una montaña en el extremo occidental, otra se encontraba en el
extremo oriental. Las hebras de su trama parecían cuerdas y eran de diversos colores,
según la naturaleza de los acontecimientos que iban a ocurrir, y una hebra negra,
extendiéndose de Norte a Sur, era considerada invariablemente como un presagio de
muerte. Mientras las hermanas viajaban de acá para allá, entonaban una canción
solemne. Aparentemente no tejían según su propio deseo, sino ciegamente, como si
ejecutaran de mala gana los deseos de Orlog, la ley eterna del universo, una antigua y
poderosa fuerza, que al parecer no tenía ni principio ni fin.
Dos de las Nornas, Urd y Verdandi, eran consideradas como entidades muy benéficas,
pero la tercera, se dice, deshacía inexorablemente su trabajo y, a menudo, cuando estaba
casi concluido, lo reducía furiosamente a jirones, esparciendo los restos al viento.
Como personificaciones del tiempo, las Nornas eran representadas como hermanas de
diferentes edades y características. Urd (Wurd, rara) tenía un aspecto muy viejo y
decrépito, continuamente mirando hacia atrás, como si estuviera absorta contemplando
sucesos y gentes pasados. Verdandi, la segunda hermana, era joven, atractiva y audaz,
mirando al frente, mientras que Skuld, la del futuro, era representada generalmente con
un espeso velo y la cabeza girada en la dirección opuesta a la que Urd estaba mirando y
sosteniendo un libro o pergamino que aún no había sido abierto o desenrollado.
Los dioses visitaban diariamente a las Nornas, con las que les encantaba consultar, e
incluso el mismo Odín bajaba frecuentemente hasta el manantial Urdar para solicitar su
ayuda, ya que ellas respondían por lo general a sus preguntas, manteniendo silencio sólo
acerca de su propio destino y el de los demás dioses.
La Historia de Nornagesta.Las tres hermanas visitaron Dinamarca en una ocasión y entraron en la morada de un
noble cuando su primer hijo vino al mundo. Introduciéndose en la habitación en la que
se encontraba la madre, la primera Norna prometió que el niño sería bien parecido y
valiente y la segunda que sería próspero y un gran escaldo, predicciones que llenaron de
alegría los corazones de los padres. Mientras tanto, las noticias de lo que estaba
sucediendo se habían expandido y los vecinos entraron en la habitación en tales
cantidades que la tercera Norna fue empujada groseramente fuera de su asiento.
Furiosa ante esta afrenta, Skuld se alzó altanera y declaró que los dones concedidos por
sus hermanas serían inútiles, ya que ella decretaba que el niño viviría sólo tanto tiempo
como el cirio que ardía al lado de la cama tardara en consumirse. Estas palabras llenaron
de terror el corazón de la madre y estrechó estremeciéndose al bebé contra su pecho,
pues el cirio ya casi se había consumido y su extinción estaba cercana. La Norna mayor,
sin embargo, no tenía la intención de ver cómo sus predicciones se convertían en nada,
pero, ya que ella no podía obligar a su hermana a retractarse de sus palabras, asió
rápidamente el cirio, apagó la llama y le entregó el pedazo humeante a la madre del
niño, pidiéndole que lo guardara cuidadosamente y que nunca volviera a encenderlo
hasta que su hijo estuviera ya hastiado de la vida.
Al niño se le dio el nombre de Nornagesta, en honor a las Nornas y creció siendo tan
hermoso, valiente y talentoso como cualquier madre pudiese desear. Cuando fue lo
suficientemente mayor como para comprender la solemnidad de sus obligaciones, su
madre le contó la historia de la visita de las Nornas el día de su nacimiento y colocó en
su mano el fragmento de vela que quedaba, el cual guardó durante muchos años, dentro
del armazón de su arpa para más seguridad. Cuando sus padres fallecieron, Nornagesta
deambuló de un lugar a otro, tomando parte y destacando en todas las batallas, cantando
sus hazañas heroicas dondequiera que fuese. Ya que era de temperamento entusiasta y
poético, no se cansó pronto de la vida, y mientras otros héroes se hacían viejos y
decrépitos, él permanecía joven de corazón y vigoroso de cuerpo. Por tanto, presenció
las emocionantes gestas de las épocas heroicas, fue un preciado compañero de los
antiguos guerreros y, tras vivir durante trescientos años, vio que la creencia en los
antiguos dioses paganos pasaba a ser sustituida por las enseñanzas de los misioneros
cristianos. Nornagesta llegó finalmente hasta la corte del rey Olav Tryggvesson, el cual,
siguiendo su costumbre, le convirtió casi a la fuerza y le convenció para que fuera
bautizado. Entonces, deseoso de convencer a su gente de que los tiempos de las
supersticiones habían pasado, el rey obligó al anciano escaldo a extraer y encender el
cirio que había guardado con tanto cuidado durante más de tres siglos.
A pesar de su reciente conversión, Nornagesta observó inquieto la llama mientras
parpadeaba y, cuando finalmente se apagó, cayó al suelo sin vida, demostrando así que,
a pesar del bautismo recién recibido, él aún creyó en las predicciones de las Nornas.
En la Edad Media, e incluso más tarde, las Nornas figuran en muchas historias y mitos,
apareciendo como hadas o brujas,, como por ejemplo, en la historia de “La Bella
Durmiente” y la tragedia de Shakespeare, “Macbeth”.
Las Vala.A veces, las Nornas llevaban el nombre de Vala, o profetisas, ya que tenían el poder de
la adivinación, un poder que se contemplaba con gran veneración en las razas nórdicas,
que creían que estaba restringido al sexo femenino. Las predicciones de las Vala nunca
eran cuestionadas y se dice que el general romano Druso se aterrorizó tanto ante la
aparición de Veleda, una de las profetisas, la cual le advirtió que cruzara el Elba, que
terminó ordenando la retirada. Ella presagió su muerte cercana, la cual sucedió
efectivamente poco después con una caída de su caballo.
Estas profetisas, a las que también se conocía como Idises, Dises o Hagedises, oficiaban
en los santuarios forestales y en arboledas sagradas, y siempre acompañaban a los
ejércitos invasores. Encabezando o mezcladas entre el ejército, conducían
vehementemente a los guerreros a la victoria y cuando la batalla había concluido, a
menudo cortaban el águila sangrienta en los cuerpos de los prisioneros. La sangre se
recogía en grandes baldes, en los que las Dises sumergían sus brazos desnudos hasta los
hombros, antes de unirse a la frenética danza con la que concluía la ceremonia.
No era de extrañar que estas mujeres fueran muy temidas. Se ofrecían sacrificios para
que ellas fueran propicias y sólo fue en tiempos posteriores cuando fueron degradadas al
rango de brujas y enviadas a unirse con las multitudes de demonios en Brocken
(Alemania), o Blocksberg o Valpurgisnacht (noche de valpurgis).
Además de las Nornas o Dises, que también eran consideradas deidades protectoras, los
nórdicos adjudicaban a cada ser humano un espíritu guardián llamado Fylgie, el cual le
atendía de por vida, o bien con forma humana o animal y permanecía invisible a no ser
en el momento de la muerte, excepto para los poco iniciados


Las Valkirias



Las asistentes especiales de Odín, las valkirias o mujeres guerreras, eran o bien sus hijas, como es el caso de Brunnhild (Brunhilde o Brunilda), o descendientes de reyes mortales, mujeres que tenían el privilegio de permanecer inmortales e invulnerables mientras obedecieran implícitamente a los dioses y permanecieran vírgenes. Ellas y sus caballos eran las personificaciones de las nubes, y sus relucientes armas las de los relámpagos. Los antiguos imaginaban que descendían en picado a la orden de Valfather, para escoger entre los caídos en batalla a los héroes dignos de disfrutar de los placeres del Valhalla y lo suficientemente valientes como para prestar ayuda a los dioses cuando la Gran Batalla tuviera lugar.
Estas doncellas eran representadas como jóvenes y bellas, con brazos resplandecientemente blancos y cabellos dorados y sueltos. Vestían cascos de plata o de oro y corseletes rojos como la sangre y, portando lanzas y escudos resplandecientes, cargaban audazmente a través del fragor de la batalla sobre sus briosos corceles blancos.
Estos caballos galopaban a través de los dominios del aire y sobre el palpitante Bifröst, llevando no sólo a sus hermosas jinetes, sino también a los héroes caídos que, tras haber recibido el beso de la muerte de las valkirias, eran transportados inmediatamente al Valhalla.
Ya que los corceles de las valkirias eran las personificaciones de las nubes, era natural pensar que el blanco hielo y el rocía caían sobre la tierra desde sus brillantes crines mientras surcaban el aire velozmente de acá para allá. Consiguientemente, eran muy venerados y respetados, ya que la gente atribuía su influencia benéfica a gran parte de la fertilidad de la tierra, la armonía de los valles y las montañas, el esplendor de los pinos y el sustento de las praderas.
La misión de las valkirias no sólo se limitaba a los campos de batalla sobre la tierra, pues a menudo también cabalgaban sobre el mar, asiendo a los vikingos muertos en los buques de guerra que se hundían. A veces esperaban en la costa y les atraían hasta allí, una advertencia infalible de que la batalla que se aproximaba sería su última lucha, la cual era recibida con gozo por todo héroe nórdico.

Su Número y Obligaciones.

El número de las valkirias difiere mucho según los diferentes mitólogos, fluctuando de tres hasta dieciséis, aunque la mayoría de las autoridades en la materia, sin embargo, citan sólo a nueve. Las valkirias eran consideradas como divinidades del aire. También se las llamaba doncellas de los deseos. Se decía que Freya y Skuld las encabezaban a menudo hacia la batalla.
 Vio a las valkirias, de lejos venidas, dispuestas a entrarle al pueblo de godos(héroes guerreros) Skuld con su escudo, la segunda Skogul, Gunn, Hild, Gondul y Geirskogul. Ya dichas están las doncellas de Herian(Odín) dispuestas a entrarle, valkirias, al mundo.
Völuspa (La Visión de la Adivina).
Las valkirias, como hemos visto, tenían importantes obligaciones en Valhalla, cuando, dejando sus armas ensangrentadas a un lado, vertían hidromiel celestial para los Einheriar. Esta bebida deleitaba las almas de los recién llegados y recibían a las bellas damas guerreras tan cálidamente como cuando las habían visto por primera vez en el campo de batalla y se habían dado cuenta de que habían venido para transportarles a donde de buena gana irían.

Wayland y las Valkirias.

Se suponía que las valkirias realizaban vuelos frecuentes a la tierra con plumajes de cisne, que ellas se quitaban al llegar a un río apartado, para poder disfrutar de un baño. Cualquier mortal que las sorprendiera de este modo y obtuviera su plumaje, podía evitar que abandonaran la Tierra e incluso podía obligar a estas orgullosas guerreras a casarse con ellos si ése era su deseo. Se dice que tres valkirias, Olrun, Alvit y Svanhvit, estaban jugando en una ocasión en las aguas, cuando los tres hermanos Egil, Slagfinn y Völund o Wayland el herrero, se aparecieron de repente ante ellas y, cogiendo sus plumajes de cisne, los jóvenes las obligaron a permanecer en la Tierra y a convertirse en sus esposas durante nueve años, pero al finalizar ese período, recuperando sus plumajes, o rompiéndose el hechizo de alguna otra manera, lograron escapar.
Los hermanos sintieron profundamente la pérdida de sus esposas y dos de ellos, Egil y Slagfinn, tras ponerse su calzado de nieve, se fueron en busca de sus amadas, desapareciendo en las frías y nebulosas regiones del Norte. El tercer hermano, Völund, sin embargo, permaneció en casa, sabiendo que cualquier búsqueda sería inútil y encontró consuelo contemplando un anillo que Alvit le había entregado como prueba de su amor y guardó constantemente la esperanza de que algún día regresara. Ya que era un herrero muy hábil y podía fabricar los más delicados ornamentos de plata y oro, al igual que armas mágicas que ningún golpe podía partir, empleó su tiempo libre en fabricar setecientos anillos exactos al que su mujer le había regalado. Una vez terminados, los ató uno con otro. Pero una noche, tras regresar de la caza, encontró que alguien se había llevado uno de los anillos, dejando los otros intactos y sus esperanzas se vieron renovadas, ya que se dijo a sí mismo que su esposa había estado allí y pronto regresaría para quedarse.
La misma noche, sin embargo, fue sorprendido mientras dormía y atado y hecho prisionero de Nidud, rey de Suecia, que se hizo con su espada, una selecta arma con poderes mágicos que guardaba para uso propio y con el anillo de amor hecho de puro oro del Rin, que posteriormente le dio a su única hija, Bodvild. Mientas, el infeliz Völund fue conducido cautivo hasta una isla cercana donde, tras ser desjarreteado para que no pudiese escapar, el rey le puso a forjar armas y ornamentos continuamente para su uso. También le exigió construir un intrincado laberinto, e incluso hoy en día, en Islandia, los laberintos se conocen como “casas de Völund”.
La rabia y la desesperación de Völund crecía con cada nuevo insulto que le profería Nidud y empleaba noche y día para pensar en un modo de vengarse. Tampoco se olvidó de planear su escapatoria y durante los descansos entre trabajo y trabajo fabricó un par de alas similares a aquellas que su esposa había utilizado para escapar como valkiria, que él pretendía ponerse tan pronto como su venganza hubiese sido realizada. Un día el rey fue a visitar a su prisionero y le trajo la espada que le había robado para que la reparara. Sin embargo, Völund la sustituyó astutamente por otra arma tan exactamente igual a la espada mágica como para engañar al rey cuando viniese a reclamarla. Unos pocos días más tarde, Völund atrajo a los hijos del rey a su herrería y los mató, tras lo cual fabricó ingeniosamente vasos de beber a partir de sus cráneos y joyas a partir de sus ojos y dientes, entregándoselos a sus padres y hermana.
La familia real no sospechó de dónde procedían, por lo que estos regales fueron aceptados con gozo. Mientras que los pobres jóvenes, se cree que fueron arrastrados al mar y ahogados. Algún tiempo después, Bodvild, deseando tener su anillo arreglado, también visitó la cabaña del herrero, donde, mientras esperaba, bebió confiadamente de una droga mágica que la sumió en el sueño y la dejó a merced de Völund. Habiendo concluido su último acto de venganza, Völund se puso inmediatamente las alas que había estado preparando para este día y, cogiendo su espada y su anillo, alzó lentamente el vuelo. Dirigiéndose hacia el palacio, se posó fuera de alcance y le relató sus crímenes a Nidud. El rey, fuera de sí de rabia, llamó a Egil, hermano de Völund, que también había caído en su poder y le ordenó que utilizara sus maravillosas dotes de arquero para abatir al insolente pájaro.
Obedeciendo una señal de Völund, Egil apuntó hacia una protuberancia bajo su ala, donde se ocultaba una vejiga llena de sangre de los jóvenes príncipes y el herrero escapó volando triunfante e ileso, declarando que Odín le entregaría su espada a Sigmund, una predicción que se vio debidamente cumplida.
Völund se dirigió entonces a Alfheim, donde, si la leyenda está en lo cierto, encontró a su amada esposa, siendo por siempre feliz junto a ella hasta el ocaso de los dioses. Pero incluso en Alfheim este diestro herrero siguió ejerciendo su oficio, y varias armaduras impenetrables, que se dice que él fabricó, son descritas en poemas heroicos posteriores. Además de Balmung y Joyeuse, las célebres espadas de Sigmund y Carlomagno, se dice que también forjó a Miming para su hijo Heime y muchas otras espadas famosas.

Brunnhild.

La historia de Brunnhild se encuentra de muchas formas. Algunas versiones describen a la heroína como la hija de un rey al que Odín retuvo para que le sirviera en su grupo de valkirias, otras como la líder de las valkirias e hija del mismo Odín. En la historia de Richard Wagner, “El Anillo de los Nibelungos”, el gran músico presenta una concepción particularmente atractiva, aunque no obstante más moderna, de la jefa de las valkirias y su desobediencia cuando Odín le ordenó que trajera al joven Sigmund al lado de su amada Sieglinde, para llevarle hasta el Palacio de los Benditos.

Celebraciones de este mes

8 de Octubre - Día de Erik el Rojo.
Seguidor de Dios Thor, padre de Leif, descubridor de Groenlandia. Brinda en este día en memoria de este gran vikingo, y recuerda y ayuda a tus amigos, como el gran Dios Thor haría!

9 de Octubre - Día de Leif Erikson.
Feriado oficial en los Estados Unidos, debido al reconocimiento de la autoría del descubrimiento de América a este gran vikingo. Gran oportunidad de realzar la cultura Nórdica.

12 y 15 de Octubre- Veturnætur, Winternights o Noche de Invierno-
Recuerdo de los antepasados difuntos y agradecimiento por la última cosecha/proyectos del ciclo anual. Es el inicio del invierno.

27 de Octubre /5 de Abril - Winter Nights.
Esta fecha es dedicada a las Idises, espíritus de la fertilidad gobernadas por Freya. En estos días los elfos bendicen la cosecha que finaliza; en esta fecha se da comienzo también a la Caza salvaje comandada por Odín, periodo que tiene su apogeo en Yule y que termina en Ostara. Es un momento para recordar a nuestros antepasados y seres queridos muertos, una fecha semejante en contenido al Samhain Celta.

13 de Abril /13 de Octubre - Sumarsdag/Sigrblot.
Por estos días mas o menos, dependiendo del lugar donde se habita, se notan en el ambiente los inicios de los tiempos de verano. en estas fechas se hacían, entre otras cosas, sacrificios a Odín para asegurar el éxito en estos tiempos de calor.

30 de Abril/ 31 de Octubre - Walburg Night.
Walburg es una diosa Teutónica que protege a los héroes que yacen en los túmulos funerarios. En esta época del año recuerda a aquellos que yacen en sus tumbas, con la esperanza de un renacimiento. Piensa en los actos que puedes hacer y que te sobrevivirán después que te vayas.

Sumarsdag, Sigrblot - 13 de Octubre:
Por estos días mas o menos, dependiendo del lugar donde se habita, se notan en el ambiente los inicios de los tiempos de verano. en estas fechas se hacían, entre otras cosas, sacrificios a Odín para asegurar el éxito en estos tiempos de calor.

Walburg Nacht- 30 Octubre:
El festival de Walpurgis era una noche de oscuridad y mucha actvidad. Las nueve noches desde el 22 al 30 son celebradas en recuerdo del sacrificio de Odín en el árbol del mundo, el Yggdrasil. Fue en la novena noche (Octubre 30, Walpurgisnacht) en que recibió las runas, las tomó y murió ritualmente por un instante. En ese momento, toda la Luz en los 9 mundos se extinguió, y el completo Caos gobernó. En el instante final de la medianoche, la Luz retorna con un brillo centellante, y los fuegos son encendidos. En la noche de Walpurgis, la muerte provoca un total sacudimiento sobre la tierra, en la noche final de la Horda Salvaje. Es un tiempo de gran magia y visiones.