El hecho que creamos en la reencarnación no es ni mas ni menos resultado de nuestra fe primigenia, para nosotros que creemos en la división de espíritu y cuerpo, pensamos que una vez el cuerpo muere, ese espíritu no desaparece, a donde va no lo sabemos.
Por eso la Reencarnación es una posibilidad aceptada dentro del Odinismo legal europeo, pues no se ha demostrado su “no-existencia”(Nadie ha vuelto a decir lo contrario)
Pero nuestra aceptación de la posibilidad de las reencarnaciones no devienen de la creencia en la existencia de un “Karma” al estilo Hindú, sino mas bién como sus predecesores Védicos, a los que está enlazado el Odinismo, estas palabras de Mircea Eliade sobre el Karma, ilustra nuestra posición:
los hindúes elaboraron tempranamente una concepción de la causalidad universal, el karma, que explica los acontecimientos y padecimientos actuales del individuo, y a un mismo tiempo explica la necesidad de las transmigraciones. A la luz de la ley del karma, los sufrimientos no sólo hallan un sentido, sino que adquieren también un valor positivo. Los sufrimientos de la existencia actual no sólo son merecidos —puesto que son el efecto fatal de los crímenes y de las faltas cometidos en el curso de las existencias anteriores—, sino además bienvenidos, pues sólo de ese modo es posible recordar y liquidar una parte de la deuda kármica que pesa sobre el individuo y decide el ciclo de sus existencias futuras. Según la concepción hindú, todo hombre nace con una deuda, pero con la libertad de contraer otras nuevas. Su existencia forma una larga serie de pagos y préstamos cuya contabilidad no siempre es aparente. El que no está totalmente desprovisto de inteligencia puede sobrellevar con serenidad los sufrimientos, los dolores, los golpes que recibe, las injusticias de que se le hace objeto, etcétera, porque por cada una de ellas resuelve una ecuación kármica que en el curso de una existencia anterior quedó sin solución. Evidentemente, la especulación hindú buscó y descubrió muy pronto medios por los cuales el hombre puede librarse de la cadena sin fin, causa-efecto-causa, etcétera, regida por la ley kármica. Pero semejantes soluciones no invalidan en nada el sentido de los sufrimientos; al contrario, lo refuerzan. Lo mismo que el yoga, el budismo parte del principio de que la existencia entera es dolor, y ofrece la posibilidad de superar de manera definitiva y concreta la sucesión ininterrumpida de sufrimientos en que se resuelve toda existencia humana en último análisis. Pero el budismo, como el yoga y como cualquier otro método hindú de conquista de la libertad, no pone en duda un solo instante la “normalidad” del dolor. Para el Vedanta el sufrimiento sólo es “ilusorio” en la medida en que lo es el Universo entero; ni la experiencia humana del dolor ni el Universo, son realidades en el sentido ontológico del término. Fuera de la excepción constituida por las escuelas materialistas Lokayata y Charvaka —para las cuales no existe ni “alma” ni “Dios”, y que consideran que rehuir el dolor y buscar el placer es el único fin sensato que pueda proponerse el hombre—, toda la India concede a los sufrimientos, sea cual fuere su naturaleza (cósmicos, psicológicos o históricos), un sentido y una función bien determinados. El karma garantiza que todo cuanto se produce en el mundo ocurre de conformidad con la ley inmutable de la causa y del efecto.
El hedonismo de la sociedad actual siempre ha estado presente en todas las sociedades decadentes, pero esto no ha sido lo que ha despertado la inquietud por la inmortalidad, al contrario, ha sido la muerte y la destrucción del cuerpo, pues ese drama mítico recordaba al hombre que el sufrimiento nunca es definitivo, que la muerte es siempre seguida por la resurrección, que toda derrota es anulada y superada por la victoria final.
Al final, es la muerte, la que “redime” al hombre de su estado precario y débil de su mísera existencia.Y decimos “mísera” por sus connotaciones morales y éticas, no por la riquera que atesoramos la vieja Europa.
Sobre la diferencia del Ragnarök y el Apocalipsis, que mejor que las palabras de Enrique Bernárdez, que transmiten con sencillez y rotundidad su sentido y mensaje:
Lo que empieza tiene que acabar: el Destino de los Dioses
El destino establecido en el nacimiento de cada uno tiene que cumplirse, sin escapatoria posible. También los dioses tienen su destino, y llegado su momento perecerán y serán sustituidos por otros, igual que las personas morimos pero dejamos detrás hijos y nietos. Es el Ragnarök, el Destino de los Dioses, la gran catástrofe final. Pero antes de entrar en materia, una cuestión terminológica. Solemos hablar de Crepúsculo de los dioses, denominación sugerente pero, ¡qué le vamos a hacer!, incorrecta. El error procede de algunos manuscritos de la obra de Snorri en los que el término antiguo se vio sustituido por otro muy parecido que apela al crepúsculo. Aunque sabemos hace siglos que el nombre original para el fin del mundo divino era ragnarök, «Destino de los Dioses», la interpretación errónea se generalizó fuera del terreno de los especialistas con el espaldarazo final a cargo de Wagner.
En segundo lugar, la tradicional comparación con el apocalipsis cristiano es entretenida si nos limitamos a considerar los tipos de horrible suceso que se anuncian, pero mucho más importantes son las diferencias. Hemos visto que la idea de creación es totalmente ajena a los germanos, y que para ellos lo que hicieron los dioses fue una «construcción» a partir de algo existente, de manera que las divinidades, pese a su poder sobrehumano, estaban limitadas igual que nosotros mismos, los seres humanos, aunque en una escala muy diferente. Lo mismo sucede con el final. Una diferencia radical respecto al apocalipsis es que en éste todo es destruido excepto la divinidad misma: igual que se dice que el dios bíblico existía antes que ninguna otra cosa, se supone que seguirá ahí cuando todo acabe, aunque con las complicaciones inherentes a la idea de resurrección. Ese dios lo crea todo y lo destruye todo, de modo que está por encima de todo, incluyendo muy especialmente a los seres humanos. En cambio, el Ragnarök es la destrucción de los Dioses y todos los demás seres de la tierra, aunque, desde luego, la idea de un juicio con separación de buenos y malos es totalmente ajena a nuestra mitología, pues si los dioses, como todo, son buenos y malos a la vez, es ridículo espe¬rar de los seres humanos una maldad o bondad sin tacha. Esta idea de la dualidad inherente a todo, de dioses a hombres pasando por etones y tuer¬gos, está quizá en la base de una característica muchas veces señalada de la literatura islandesa medieval: frente a los personajes estereotipados y absolu¬tos que suelen adornar la literatura del resto de Europa, los de las sagas muestran siempre un llamativo equilibrio entre lo bueno y lo malo: Egil Skallagrímsson o el Gunnar de la Saga de Nial son ejemplos paradigmáticos.
Así que el mundo termina pero no como castigo a la maldad de nadie, sino porque todo tiene que acabar. Y lo referente a los dioses, lógicamente, ha de terminar a lo grande. También en los sucesos concretos del Ragnarók se han querido ver influencias del Libro de las revelaciones, y no podemos descartar que existan algunas, pero lo importante no es el origen de este o aquel detalle, sino el conjunto que da su carácter único al Ragnarók germánico, hasta el punto de que no tiene sentido seguir intentando arrebatárle su autonomía y su carácter autóctono, como mostró John S. Martín hace ya bastantes años ".
En el Ragnarók se produce el enfrentamiento final entre las fuerzas del orden y las del caos, que han estado en constante conflicto y equilibrio: la mitología entera es el relato de esa lucha. Los dioses y sus aliados, los guerreros sacrificados a Odín, combatirán a muerte contra etones, trols, tuergos y monstruos como el lobo Fenrir o la serpiente del Recinto Central. Pero vayamos por pasos; retomemos la narración a partir de Snorri y sus fuentes principales, la Vúluspá y el Discurso de Grímnir.
El Ragnarók comienza con Fimbulvetr, «El Invierno Espantoso», que durará tres años, con nieve constante, heladas y vientos gélidos. No saldrá el sol, oculto por una negra nube, como si el lobo que persigue a la diosa solar la devorara por fin, y lo mismo sucederá a la luna. Caerán del cielo las estrellas, temblará la tierra, se derrumbarán las montañas, y el mar, agitado por la serpiente, se precipitará so¬bre las tierras. La avaricia producirá grandes y constantes guerras, en las que el Padre no respetará al hijo. Y cuando todo esté cubierto por la aguas, el barco Naglfari se hará a la mar con turcos y monstruos. Se rajará el cielo y acudirán los monstruos de Muspel, dirigidos por Surt, para enfrentarse a los dioses en el duelo final. El gran combate tendrá lugar en Vígríd, inmenso llano de 120 jornadas de largo por cada lado. Heimdal avisará a los dioses, que saldrán de Valhala acompañados de todos los einheriar, y Odín pedirá consejo a la cabeza de Mímir. «El Tuerto» combatirá con Fenrir, pero el lobo lo devorará; Thor contra la gran serpiente, y aunque conseguirá acabar con ella, el veneno de sus fauces cae-rá sobre el dios pelirrojo, que también morirá. Frey poco puede hacer ante Surt, pues no lleva su espada, que hubo de entregar para conseguir los favores de Gemí. El lobo Garm romperá sus ligaduras y peleará con Tyr, y ambos se mata¬rán. Surt por fin prenderá fuego a todos los mundos. Pero Vídar, hijo de Odín, «El que Reinará», destroza al lobo que acabó con su padre: con sus manos le romperá la boca. Y entonces saldrán de Hel el joven Baldr y su matador, su pro¬pio hermano Hödr, y también Vali, el otro hijo de Odín, que vengó la muerte de su hermano matando a su hermano. Y la diosa solar habrá parido una hija, tan bella como ella misma. Y Módi y Magni, los hijos de Thor, tomarán el relevo de su padre. Y aparecerán también dos humanos, un hombre y una mujer, LÍf, «Vida», y Lífthrasir, «El que Ansía la Vida», que habían sobrevivido alimentándo¬se de rocío. Y llegará «El que Todo lo Rige» para gobernar el nuevo universo en el que no existirán los antiguos monstruos y sí habrá maravillosos campos y palacios. Los dioses reinarán en Gimlé, «El Lugar Protegido del Fuego»,y en Idavelir, «Los Campos de la Acción».
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Celebraciones de este mes
8 de Octubre - Día de Erik el Rojo.
Seguidor de Dios Thor, padre de Leif, descubridor de Groenlandia. Brinda en este día en memoria de este gran vikingo, y recuerda y ayuda a tus amigos, como el gran Dios Thor haría!
9 de Octubre - Día de Leif Erikson.
Feriado oficial en los Estados Unidos, debido al reconocimiento de la autoría del descubrimiento de América a este gran vikingo. Gran oportunidad de realzar la cultura Nórdica.
Recuerdo de los antepasados difuntos y agradecimiento por la última cosecha/proyectos del ciclo anual. Es el inicio del invierno.
27 de Octubre /5 de Abril - Winter Nights.
Esta fecha es dedicada a las Idises, espíritus de la fertilidad gobernadas por Freya. En estos días los elfos bendicen la cosecha que finaliza; en esta fecha se da comienzo también a la Caza salvaje comandada por Odín, periodo que tiene su apogeo en Yule y que termina en Ostara. Es un momento para recordar a nuestros antepasados y seres queridos muertos, una fecha semejante en contenido al Samhain Celta.
13 de Abril /13 de Octubre - Sumarsdag/Sigrblot.
Por estos días mas o menos, dependiendo del lugar donde se habita, se notan en el ambiente los inicios de los tiempos de verano. en estas fechas se hacían, entre otras cosas, sacrificios a Odín para asegurar el éxito en estos tiempos de calor.
30 de Abril/ 31 de Octubre - Walburg Night.
Walburg es una diosa Teutónica que protege a los héroes que yacen en los túmulos funerarios. En esta época del año recuerda a aquellos que yacen en sus tumbas, con la esperanza de un renacimiento. Piensa en los actos que puedes hacer y que te sobrevivirán después que te vayas.
Sumarsdag, Sigrblot - 13 de Octubre:
Por estos días mas o menos, dependiendo del lugar donde se habita, se notan en el ambiente los inicios de los tiempos de verano. en estas fechas se hacían, entre otras cosas, sacrificios a Odín para asegurar el éxito en estos tiempos de calor.
Walburg Nacht- 30 Octubre:
El festival de Walpurgis era una noche de oscuridad y mucha actvidad. Las nueve noches desde el 22 al 30 son celebradas en recuerdo del sacrificio de Odín en el árbol del mundo, el Yggdrasil. Fue en la novena noche (Octubre 30, Walpurgisnacht) en que recibió las runas, las tomó y murió ritualmente por un instante. En ese momento, toda la Luz en los 9 mundos se extinguió, y el completo Caos gobernó. En el instante final de la medianoche, la Luz retorna con un brillo centellante, y los fuegos son encendidos. En la noche de Walpurgis, la muerte provoca un total sacudimiento sobre la tierra, en la noche final de la Horda Salvaje. Es un tiempo de gran magia y visiones.
3 comentarios:
Cierto es que es tan diferente el tema visto desde un pagano o un cristiano. Yo personalmente me quedo con el ragnarok, efectivamente los elementos universales terminan, no por actos de maldad sino porque todo tiene un principio y un fin. Hasta los dioses lo tienen, sea de una forma u otra.
Interesante apartado. Saludos Vikingo.
Exelente blog, EXELENTE!
Felicitaciones!
Estudioso de todas las religiones pero no practicante de ninguna, puedo decir que es triste el pensamiento de tener q padecer lo que hizo un "otro yo" en otra vida.
Considero valiosas las enseñansas no solo Induistas sino tambien de la corriente Budista, pero no creo que uno tenga q relegar su vida a sufrir cuando, como bien decis nadie volvio para decirnos que no existe, o existe la reencarnacion.
saludos
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